En primer lugar la ubicación y la disponibilidad y acogida por parte de la dueña que en todo momento se desvivió con todos los Peregrinos. Nos ofreció un señor menú para la cena, de auténtica comida casera, destacando la información precisa sobre el Camino Francés a Santiago de Compostela. Un trato familiar con todos los grupos de Peregrinos

This place is EXTREMELY clean. The rooms are very comfortable and have views of the mountains. It has very spacious common areas that are well taken care of. Most importantly, the host, Angela, is such a warm person and a great cook. 10/10 on everything

El paisaje, la tranquilidad, el silencio. Y toda la zona del Cebreiro es preciosa para pasear comer o ir simplemente de visita. Lugar idílico para pasar un fin de semana tranquilo, lejos del estrés y de la contaminación, en pleno rural, con todas las comodidades. Y un paisaje otoñal que te agudiza la visión de los colores.

Everything was excellent. The Staff really helpful and friendly and make your stay as if you were home. The cooking was homemade very delicious.

Me gusto todo en general, el trato, la habitación, las zonas comunes de descanso, también tienen un sótano cerrado para las bicis. No puedo opinar de la comida porque no fui pero me han dicho otros que bien, y agradable.

Buen trato, buena comida y descanso. Instalación en buen estado. En tres caminos hechos, Siempre hemos parado en este sitio a dormir. La cena en la palloza, espectacular.

Hemos hecho el camino unas ocho veces, vale la pena no llegar ese día a Triacastela solo por este albergue y es uno de los mejores albergues en trato, calidad, cena exquisita, familiar, viven por y para el peregrino. lo recomiendo siempre. volveremos gracias.

Estuvimos a principios de noviembre 2020. Albergue ubicado en una aldea rural al pie del camino. La habitación común es amplia, los baños funcionales, limpios y bien equipados. Espacios comunes amplios y luminosos. Lo mejor del albergue es su hospitalera Ángela, entregada a atender a los peregrinos y excelente cocinera. Un alojamiento para volver, te hacen sentir como en casa.

Magníficas instalaciones. La habitación amplia, cómoda, casi lujosa. El personal muy agradable, y con ganas de ayudar al peregrino. Disponen de restaurante, y de desayuno en la mañana (para mí, importantísimo)

 ¡Qué albergue! ¡Qué ambiente! Llegar parece un poco difícil entre las vacas, pero el albergue está muy bien administrado y está muy bien estructurado. La cena fue fenomenal. La anfitriona / cocinero era super entusiasta. Sin duda volveré aquí de nuevo.